Yo inicié el curso de mindfulness por pura curiosidad. Es uno de esos términos que se escucha mucho pero que nadie sabe explicarte bien qué es. Con estas expectativas un tanto inciertas, he sacado muchísimo del curso. Lo primero, dos horas a la semana solo para mí. Y a partir de ahí, un montón de reflexiones: la importancia de pararme para observar cómo estoy, lo transitorio de los pensamientos y, sin embargo, cómo me aferro a  ellos, cómo disfrutar de las pequeñas cosas y cómo afrontar las situaciones desagradables. Yo definiría el curso como una mirada amable y sin juicios  a mi interior y a lo que me rodea, que no es poco en los tiempos que corren. Una experiencia íntima pero en compañía, porque nada hubiera sido posible sin nuestra maravillosa "profe" Mabel y sin  los compañeros, que cada uno con su historia, han hecho este curso especial. Tan especial que la semana que viene me uno al curso de seguimiento y en junio voy a mi primer retiro.